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miércoles, 23 de enero de 2008

LA INTOLERANCIA Y LA VIOLENCIA

Una peligrosa combinación

José Gregorio Hernández Galindo

Hay demasiada falta de autenticidad y mucha incoherencia en Colombia. No son pocos los que se rasgan las vestiduras por la violencia de las FARC, pero en la primera oportunidad de ejercer la violencia, la ejercen sin vacilaciones y sin límites, aun contra personas indefensas.
¿Podrá ser alcanzado el ideal de la paz, de la que hablamos todos los días, en medio de clima tan propicio a la violencia?
No lo creemos, por la sencilla razón de que, pese a lo que se dice de labios para fuera, no hay infortunadamente disposición de paz. Todo lo queremos solucionar mediante el insulto y hasta con los golpes. Y algo más: siempre, y para todo, lo primero que se hace, antes de pensar en fórmulas de solución de los problemas, es buscar culpables. He allí una de las ocupaciones favoritas de nuestra sociedad, tanto más agradable para muchos si quien busca al culpable encuentra motivos, así sean mínimos (siempre hay formas de conseguirlo) para enderezarlos en contra de la persona a quien el buscador odia, desprecia o envidia, o contra su opositor político, o contra aquél de quien, por cualquier causa, se quiere tomar venganza.
De otra parte, a la tendencia violenta de muchos se suma hoy un elemento explosivo, pariente de ella y más frecuente entre nosotros de lo que imaginamos: la intolerancia.
Entendemos por intolerancia la actitud hostil, amargada y agresiva contra otras personas, en cuanto no se las acepta; en cuanto al sujeto intolerante le fastidia su presencia, su actividad, sus movimientos, sus palabras y muchas veces hasta su existencia. El rechazo del intolerante se dirige contra todos aquellos que tienen alguna caracteristica diferente a las suyas propias, por cualquier causa: creencias religiosas; ideas políticas; orígen, raza o condición social o económica; equipo de fútbol rival del favorito; profesión o actividad....,para apenas enunciar, a título de ejemplo, algunos de los muchos motivos de animadversión, malquerencia, pugna, pelea y hasta reacciones violentas.
El intolerante no admite ni reconoce la diversidad; no concibe formas de pensar, creer o sentir distintas a las suyas, fuera de las cuales estima que no hay salvación, y en consecuencia, lanza a quienes no coinciden con él a las tinieblas exteriores.En el campo de las ideas y las convicciones, el intolerante se considera poseedor de la verdad absoluta, y sus tesis son -según él- incontrovertibles, inequívocas, intocables; por tanto, todos los demás están equivocados. Deben callar, o cambiar de criterio. Por si acaso, el intolerante les concede una opción: están de su parte, o se declaran por él convencidos, arrepentidos de haberse atrevido a pensar o creer de modo diferente, y entonces merecen ser salvados; o no están de acuerdo con él, ni se convierten, ni se allanan, lo que significa que están en su contra, y en esa lamentable hipótesis son sus enemigos; seres malos, ignorantes o inmorales, que en consecuencia son siempre culpables, y no pueden ser aceptados ni recibidos. Siempre serán condenados, rechazados o discriminados, sin atenuante alguno.
Hemos pensado en todo esto a raíz del episodio del miércoles, en un avión de Avianca que volaba entre Bogotá y Caracas, en el cual viajaba la senadora colombiana Piedad Córdoba, cuyas ideas y acciones -aunque al menos algunas de ellas se las debiera agradecer el país- no gustan a muchos: fue atacada verbalmente por algunos pasajeros de caracteristicas similares a las descritas, con la irracionalidad propia de la intolerancia, tanto en tierra como en el aire; insultada, irrespetada, y poco faltó para que fuera golpeada, al punto de haberse requerido protección, brindada por la tripulación primero y por la policía venezolana después.
Un episodio más de la creciente intolerancia que nos aqueja, que amenaza con devolvernos a los nefastos "cortes de franela" de la llamada época de la violencia, de los años cuarenta, cuando la intolerancia entre liberales y conservadores casi acaba con Colombia. Y que se encuentra en el orígen de la violencia guerrillera que hoy nos afecta.
Intolerancia y violencia: ! Qué peligrosa combinación !

2 comentarios:

yancogitano dijo...

Todo esto se provoca por culpa de nuestros dirigentes políticos que han venido exacerbando los animos y provocando tendencias cuasi-fascistas a favor de Uribe y en contra de quien se le oponga.

nelly dijo...

lastimosamente y aunque se reconoce constitucionalmente la libertad de expresión y el libre desarrollo de la personalidad, en nuestro pais se ha vuelto un delito pensar o actuar diferente a lo que propone el gobierno, quien no piensa o está con uribe es guerrillero. Es inconcebible que no se reconozca la labor que ha venido realizando la senadora Piedad Cordoba,pues no podemos tapar con el sol con un dedo, nuestos secuestrados eran invisibles hasta que ella y Chavez iniciaron la campaña para lograr su liberación, cuánto tiempo llevaban estos cautivos en poder de las farc y nadie habia dicho nada, ni se habia propuesto nada para lograr su liberación.

Aserrín, Aserrán

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Bogotá, D.C.., Cundinamarca, Colombia
ABOGADO Y PROFESOR UNIVERSITARIO. EX MAGISTRADO DE LA CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA