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sábado, 23 de febrero de 2008

INSÓLITO

LUDOVICO ARIOSTO
Es tal la indolencia de algunas empresas de servicios públicos o financieras, en el campo de las cobranzas, que insisten tercamente en el envío de documentos de presión, amenaza y asedio sobre las personas, y muchas veces siguen llegando las cartas y produciéndose las llamadas telefónicas aunque se haya pagado la cuenta que las ocasiona, y no obstante haber informado sobre ese pago.
Se conoce sin cesar en Bogotá y en otras ciudades de Colombia acerca del hecho de funcionarios que cortan los servicios, no obstante mostrarles el recibo de pago. "Eso no me concierne", dice el funcionario. "Lo único que sé es que me dieron la orden de corte, y la voy a ejecutar". "¿Por qué?, pregunta el usuario. "Por falta de pago...", responde el operario, sin importarle el recibo de pago que se le muestra.
Lo propio ocurre por vía telefónica y escrita, por cualquier demora en la cancelación, nada más al día siguiente de haber vencido el pago de una tarjeta de crédito. A la persona la llaman inclusive a altas horas de la noche; la presionan; la amenazan con enviar "su caso" a una empresa de cobranzas; la llaman a la oficina, y si no la encuentran, no vacilan en dejarle razón acerca de que la llamada es "...por encontrarse en mora..", violando el derecho a la intimidad, pues quien responde -un compañero, el jefe, un tercero- no tiene por qué enterarse de esa situación.
Y hasta envían correspondencia a los muertos, como acaba de ocurrir en Italia, en un caso insólito narrado esta mañana por la agencia de noticias EFE, cuyo texto nos parece interesante transcribir:
"Roma, Italia.- La compañía telefónica Telecom Italia envió una carta a una clienta fallecida en la que, en respuesta a la petición de sus familiares de cancelar la línea de la difunta, le pide que mande el certificado de muerte o una declaración firmada en la que ella misma "autocertifique" que se produjo el deceso.
Romolo Molini, hijo de la fallecida, relató el caso en una carta enviada al "Corriere della Sera", conocida este viernes, en la que cuenta que el pasado 8 de enero escribió a Telecom Italia para solicitar que dieran de baja la línea de su madre y especificaba que había fallecido el 25 de diciembre de 2007.
Casi un mes después de esta comunicación, el 6 de febrero, el servicio de atención al cliente de la empresa remitió una carta a la difunta -a su domicilio y con su nombre escrito en el sobre y en las hojas- en la que le informan que habían "intentado contactarla por teléfono, lamentablemente sin éxito".
Telecom Italia le comunicaba que la información que "había enviado era insuficiente" y la "invitaba" a remitir (no sé precisa por qué medio o a través de qué canal) la siguiente documentación: "copia del certificado de defunción o una declaración firmada", en la que dé fe de la veracidad del hecho, un documento que en Italia se llama "autocertificazione".
Por si la destinataria tuviera alguna duda o petición, Telecom Italia le reiteraba su "disponibilidad para cualquier necesidad" de la cliente.
Además, le recordaba que si desea contactar con la compañía "el servicio de atención telefónica está activo las 24 horas del día para informaciones y actualizaciones sobre todas las nuevas propuestas comerciales".
Para la familia de la fallecida, la "respuesta surrealista" de Telecom supone "una inmensa tristeza, algo espantoso y ofensivo", según señaló el hijo en la carta al diario milanés.
"La arrogancia de la empresa en la relación con sus clientes no respeta ni siquiera la muerte", denunció.
La compañía asegura que se produjo un "extravío" y que la carta "debía haberse enviado al hijo de la señora".
"Contactaremos lo antes posible con la familia para disculparnos y pedir el contrato (para dar la baja)", señala Telecom".
Aclaremos que, aun con el mismo nombre, no es la misma firma que opera en Colombia.
Allí tenemos apenas un caso, pero son miles los que a diario se presentan en Colombia y en el mundo, porque las empresas parecen no tener relaciones comerciales, financieras o de servicios con personas, sino con números, y cada uno de esos números, vivo o no vivo, les debe pagar todo y de inmediato, o volverle a pagar si ya había pagado y en sus computadores no se había registrado el pago. Porque ese es otro axioma: si se equivocó la compañía, usted responde.

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Aserrín, Aserrán

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Bogotá, D.C.., Cundinamarca, Colombia
ABOGADO Y PROFESOR UNIVERSITARIO. EX MAGISTRADO DE LA CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA