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domingo, 3 de febrero de 2008

SENTIDO DE UNA MARCHA, SI ES ESPONTÁNEA

José Gregorio Hernández Galindo

Una marcha ciudadana, en cualquier país del mundo, es una manifestación colectiva en que, alrededor de un determinado asunto, se unen o aglutinan las voluntades de los marchantes, todos los cuales quieren expresarse, engrosando el caudal humano que se genera, y se genera precisamente por el motivo o causa común, el cual no es otra cosa que el motor de la marcha, y que si no existiera no podría aglutinar.
Es como una huelga: se hace por algo y para algo, en lo cual están identificados y cohesionados los huelguistas, pues deben ofrecer un frente común, claro, contundente y estructurado alrededor de sus pretensiones colectivas, o de lo contrario el patrono, con la eficaz ayuda de sus abogados, aplicará aquello de "...divide y vencerás...".
A la luz de ese sencillo concepto, nos parece que, como ya lo dijimos en anterior editorial, no es coherente ni conveniente para una sociedad como la nuestra mostrar fisuras sobre la razón o la consigna esencial de una marcha, si ella ha surgido espontáneamente del seno del pueblo, y si tiene al menos un elemento motivante en común, que sea justamente el que aglutine a todos esos individuos dispuestos a marchar.
Claro está: si la marcha no es espontánea, sino provocada con o por determinados intereses reales, más allá de su apariencia, o si -habiendo sido espontánea- ha sido manipulada a posteriori -aprovechando, por ejemplo, el efecto de masas ya causado y en curso, y estimulado por los medios de comunicación hasta perder el sentido mismo que tiene el evento, es posible que se produzcan consecuencias tan singulares como las que hoy encontramos en Colombia a propósito de la marcha que se llevará a cabo el 4 de febrero -hemos entendido que contra la violencia en todas sus modalidades-, cuando muchos van a marchar...Y NO SABEN EN REALIDAD POR QUÉ.
Y es posible que haya carcajadas -no propiamente de los secuestrados- en los campamentos de las FARC.
No nos parece justo con Colombia que así ocurra. Lo cual nos lleva a afirmar y reiterar el sentido que, en nuestro sentir, tiene la marcha del 4 de febrero de 2008: se trata de una expresión colectiva de protesta pacífica contra la violencia, que nos ha venido asfixiando en los últimos años. Es un grito surgido de lo más profundo del alma colombiana, con importante respaldo internacional, para transmitir a todos los violentos -FARC, ELN, PARAMILITARES, DELINCUENTES COMUNES- que Colombia no quiere más secuestros; que se resiste al terrorismo; que busca la paz; que excluye toda forma de intolerancia y de barbarie.
En eso, creemos, TODOS NOS IDENTIFICAMOS. Entonces, MARCHEMOS POR ESO.

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Bogotá, D.C.., Cundinamarca, Colombia
ABOGADO Y PROFESOR UNIVERSITARIO. EX MAGISTRADO DE LA CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA