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miércoles, 19 de marzo de 2008

DE NUEVO LAS FILTRACIONES

José Gregorio Hernández Galindo
Ha renunciado ante el Fiscal General, Mario Iguarán, la cúpula de la Fiscalía: El Vicefiscal, la Directora del CTI, el Director Nacional de Fiscalías y once fiscales delegados ante la Corte Suprema de Justicia.
La causa de esta dimisión protocolaria que va a permitir a Iguarán salir de algunos de sus colaboradores: otra vez las filtraciones de documentos cobijados por la reserva judicial, relacionados con procesos sobre parapolítica, especialmente en Antioquia, y muy particularmente los que aluden al actual Gobernador de ese Departamento, Luis Alfredo Ramos.
Se ha dicho por la misma Fiscalía, anoche, que información confidencial acerca de esos asuntos, terminó en manos de dos congresistas que, como dice el diario EL TIEMPO, "la convirtieron en chisme de corrillo en el Capitolio".
Durante la reunión de urgencia citada ayer por Iguarán, una de las fiscales delegadas fue señalada por un compañero suyo como la responsable de la filtración.
La revista SEMANA había dicho en su última edición que los once fiscales delegados estaban muy molestos con uno de sus compañeros, debido a que se filtraron detalles de una charla sostenida en sesión de trabajo a la que únicamente ellos asistieron.
EL NUEVO SIGLO había revelado hace una semana la lista que la Corte Suprema de Justicia envió a la Fiscalía, en la cual le preguntaba por el estado de varias investigaciones que el organismo había abierto por parapolítica, incluyendo el caso del Gobernador de Antioquia.
Es inocultable la gravedad de esta situación, pero no es novedosa. Ya estamos acostumbrados a leer las indagatorias y las declaraciones, y hasta los proyectos de providencias en los periódicos y las revistas, y en el Capitolio, en donde ha circulado el chisme sobre lo de Antioquia, circulan todos los días los chismes acerca de todos los procesos. En la Fiscalía, el principio legal, ético y disciplinario de la reserva es apenas una teoría. De todos los procesos se sabe, se especula, se discute; se juega con la honra de las personas; se manipula con las informaciones a los medios de comunicación, y el Fiscal General es el último en saberlo.
Hay que decir, por supuesto, que no se debe generalizar: no todos los altos funcionarios de la Fiscalía están involucrados en este tipo de asuntos. Conocemos a la mayoría de ellos, y podemos dar fe de la seriedad y el profesionalismo de personas que han dedicado su vida al Derecho Penal y que han dado excelentes resultados en su gestión.
Pero, por eso precisamente, la decisión del Fiscal de hacerlos renunciar a todos resulta preocupante, pues ahora quedaron todos cobijados por la sospecha, como pasó hace algunos meses con otras filtraciones. Cualquiera de ellos puede ser el culpable, pero, como no sabemos quién, todos quedaron incluídos en la sospecha pública, que debe disiparse cuanto antes, estableciendo el Fiscal, también públicamente, quién filtró; qué tipo de documentos filtró, y a quién o quiénes.
De otro lado, se deben adoptar medidas eficaces contra las filtraciones, que no sólo se presentan en la Fiscalía. También en la Procuraduría; en la Policía Nacional -recuérdese que hace apenas dos días filtraron al diario EL TIEMPO una fotografía de Raúl Reyes con el Ministro Larrea, del Ecuador, y resultó que no era Larrea sino el dirigente del Partido Comunista argentino Etchegaray, lo cual hizo mucho daño a Colombia en Washington, en el marco de la cumbre de cancilleres de la Organización de Estados Americanos.
También se filtran ponencias de los magistrados en las Cortes Constitucional y Suprema. Se han filtrado ponencias del Consejo de Estado, como la relativa al tema del transporte. Se filtran documentos de la Presidencia, de los ministerios, de las embajadas. Se filtran llamadas telefónicas, inclusive del Presidente de la República, previa e ilegalmente interceptadas. Se filtran conversaciones entre funcionarios públicos. Se filtran conversaciones de empresarios, de particulares y de artistas.
En fin, vivimos en el mundo de las filtraciones, y por tanto, el hecho no es insólito sino muy común. Algo habrá que hacer, y pronto. Pero en lo de la Fiscalía, no puede quedar en el aire la sensación de que todos son culpables.

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Bogotá, D.C.., Cundinamarca, Colombia
ABOGADO Y PROFESOR UNIVERSITARIO. EX MAGISTRADO DE LA CORTE CONSTITUCIONAL DE COLOMBIA